El 2 de noviembre el cementerio tiene vida. Desde temprano, las familias llegan para compartir con sus difuntos, desde los alimentos, la música y hasta alguna cerveza.
Las tumbas tienen color naranja en su mayoría, por la flor de cempasúchil. Los pasillos se vuelven paso constante de gente y lugar de convivencia, como la familia Ramírez Ochoa, que al ritmo de jarana, guitarra y violín, sacan la música para recordar a su hermano, Daniel, mejor conocido como “El Mapache”.
Fue un ícono de la música huasteca en la región, experto en tocar la jarana y el violín, por la herencia de su padre, de su familia, la cual aún mantiene su descendencia.
La afluencia al camposanto constante durante este domingo, las familias en el cementerio, visitan a quien ya no está presencialmente, pero es como si estuviera a través de los recuerdos.
Los familiares aprovechan para dale una manita de gato a las tumbas, se cortar el pasto, lavan las lápidas, pintan, es parte de una tradición que es arraigada en la región Huasteca, así como en todo México, para recordar a los que ya no están en el plano terrenal.
Salvador Corona, director de Cementerios, detalló que es una afluencia que se presenta a lo largo del día, que lo más fuerte fue este sábado y domingo, pero también se tuvo presencia de familias a lo largo de la semana.
Detalla que este domingo la gente llega en algunas horas, luego se detiene el flujo y vuelve a incrementar.
La venta de flores se mantiene en la entrada principal del cementerio, también los tríos huastecos y norteños, que por algunas monedas, ofrecen las canciones que los difuntos disfrutaban en vida.
Mientras la Guardia Estatal hace sus recorridos en los perímetros y al interior de los camposantos de la ciudad, hasta se toman fotos. Los elementos de Tránsito y Vialidad de Tampico, ayudan a la ciudadanía que llega en transporte público desde las colonias, que requieran cruzar la calle.
SJHN