La ‘narcocultura’ se arraigó de forma distinta en el este de México. Mientras que las tubas y las guitarras acompañan las hazañas de personajes vinculados al crimen organizado que operaron de lado del Pacífico, los acordeones, los bajos y las percusiones hicieron lo propio en estados como Nuevo León y Tamaulipas.
Si bien los corridos se han consolidado como el género más utilizado para ensalzar a miembros de organizaciones delictivas, poco a poco, estas mismas narrativas han encontrado espacio en otros estilos musicales que, aunque se suenan diferente, tienen el mismo propósito.

Mientras que en los temas alusivos al Cártel de Sinaloa han predominado los corridos tumbados, en el caso del Cártel Jalisco Nueva Generación dicho factor se ha hecho presente en dembows y guarachas que abundan en redes sociales. ¿Y en el noreste? Las cumbias retratan las historias y operaciones de algunos miembros que integran las escisiones que surgieron de lo que un día fue el Cártel del Golfo.
Un vistazo al Cártel del Golfo

Tamaulipas vio nacer al que es considerado como el cártel más longevo de México. Alrededor de 1930, Juan Nepomuceno Guerra vio en la política prohibicionista de alcohol en Estados Unidos la oportunidad para tejer una red de contrabando que, eventualmente, se convirtió en una gran organización de narcotráfico.
Las bases que asentó el tamaulipeco fueron aprovechadas por otros líderes que buscaron afianzar su poderío. Desde su sobrino Juan García Ábrego y hasta el temido Osiel Cárdenas Guillén, el Cártel del Golfo no sólo logró controlar el lucrativo negocio en el noreste del país sino que también extendió sus operaciones a través de su sanguinario brazo armado: Los Zetas.
La violencia con la que operaban poco a poco provocó que sus principales líderes fueran detenidos o abatidos y, si bien la organización padeció su mayor reorganización tras la captura de Osiel Cárdenas Guillén, de acuerdo con un informe del Gobierno de México, su fragmentación definitiva llegó en 2012 con la detención de Jorge Eduardo Sánchez Costilla, alias El Coss.

Los problemas de la sucesión de liderazgo provocaron que el Cártel del Golfo se fragmentara en al menos tres grupos principales: Los Rojos, Los Ciclones y Los Metros. Dichas escisiones se replegaron en algunas de las ciudades más importantes de Tamaulipas al tiempo que peleaban entre ellas el control de rutas y economías criminales.
EL DATo...La fragmentación de Los Zetas
Tras la detención de los hermanos Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, Los Zetas se dividieron en múltiples células delictivas que buscaron mantener parte de su imperio criminal, protagonizando así disputas con las mismas facciones que surgieron del Cártel del Golfo.Entre las escisiones más notorias de Los Zetas destaca el Cártel del Noreste, el cual también ha sido liderado por miembros de la familia Treviño.
El Cártel del Golfo ya no existe como una organización delictiva unificada sino que se percibe como un cúmulo de células criminales que continúan buscando el control de estados del este de México, al tiempo que sus líderes consolidan sus propias trayectorias delictivas, las cuales han trascendido a la música.
Las cumbias bélicas del Cártel del Golfo

Contrario a capos que lograron atraer una gran atención mediática como Joaquín El Chapo Guzmán o Rafael Caro Quintero, en las filas del Cártel del Golfo el fugaz paso de sus líderes ha impedido que se consoliden figuras tan fuertes. No obstante, eso no ha sido impedimento para que parte de su auge sea plasmado en canciones que se convirtieron en una expresión más de la 'narcocultura' del país.
En los últimos años, plataformas como YouTube, Spotify o Apple Music han sido escenario del ascenso de un género musical que cada vez con más frecuencia atrae a decenas de oyentes: las cumbias bélicas.
La adaptación de las narrativas sobre el crimen organizado a dicho género musical no es casualidad pues, de acuerdo con un ensayo del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) la cumbia ha sido durante décadas uno de los estilos musicales más populares del noreste mexicano, específicamente de estados como Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila.
"La cumbia llega a México en la década de los años 50 a través del cine. A su llegada, la cumbia enfrenta -particularmente en la capital- la tradición establecida de otras culturas afrocaribeñas provenientes de Cuba, Puerto Rico y República Dominicana como el bolero, el danzón y la rumba, asentadas desde hace década y, en algunos lugares como Veracruz, desde finales del siglo antepasado", explica el ensayo del Doctor en Humanidades, José Juan Olvera Gudiño.

La cumbia en el noreste de México tiene cuatro estilos: norteña, grupera, colombiana de Monterrey y Villera. Cada uno se define por el instrumento que predomine en su sonido, ya sea el mítico acordeón, bajo sexto, percusiones, así como su misma habilidad de combinar diversos ritmos tropicales que llegaron a México gracias al fenómeno migratorio.
"Esta música fue usada por los jóvenes marginados de estos lugares como una estrategia de desarrollo de capital cultural y de creación de identidad colectiva, apropiándose mediante el baile, la indumentaria, el uso del cuerpo y la escucha especial de sus letras", sostiene el ensayo La cumbia en el noreste mexicano (2011).
Dichos factores, sumados al grado de popularidad que la cumbia tuvo en el noreste, lo convirtieron en uno de los géneros musicales elegidos para difundir narrativas alusivas a los grupos del crimen organizado que operan en dicha zona del país.
De este modo, exponentes como Yahír Saldívar, Bandi2, 8Uno, Inclan Mx o EzPadilla, han comenzado a acaparar la atención de la opinión pública a cuyos oídos han llegado canciones con referencias a algunas escisiones del Cártel del Golfo.
“En las blindadas siempre me verán zumbando aquí foquito verde en el espejo voy y vengo sí. Los Escorpiones que mandan aquí en Matamoros no se rajan para combatir. Allá por Méndez los topones siempre se doran, vamos ganando por las brechas es una guerra, sacan los monstruos para toparnos con todos, así vamos nosotros sin miedo para matar”, se escucha en las primeras estrofas de un tema estrenado en 2024 por Yahír Saldívar y Bandi2.
La expresión violenta de su letra contrasta con el sonido que la acompaña, en el cual predomina un ritmo tropical hecho con sintetizadores, así como percusiones y bajos.
Al igual que en los narcocorridos, las cumbias bélicas suelen hacer mención explícita a organizaciones delictivas, sus actividades criminales e incluso zonas de operación.
Reynosa, Matamoros y San Fernando son los municipios tamaulipecos más mencionados en dichos temas, los cuales también tienen como común denominador la alusión al estereotipo que rodea la figura del narcotraficante en México. Armas de fuego, “blindadas”, “topones” y muchos otros elementos retratan la disputa que entre facciones suelen tener por el control de plazas en el estado.
Algunos de los temas incluso suelen incluir presuntas grabaciones de comandos realizadas a través de radios de transmisión, un sistema de comunicación utilizado por grupos criminales para coordinar sus actividades y evadir intervenciones telefónicas.
"Chinos los bastones, rusos los cuernones [...] en el cielo van los drones, palo chico pa que entiendas sigo firme en las misiones. Bien agradecido con el jefe, se respeta, también pa'l cuatro, cuatro, los cartuchos por maleta. La opera en el maqui, abrochados son tres letras, línea Cártel del Golfo de los tiempos de Tormenta", se escucha en otra cumbia bélica interpretada por InclanMx.
Aunque son múltiples las escisiones del Cártel del Golfo que continúan activas en Tamaulipas y en el resto del noreste de México, un rastreo realizado por MILENIO en plataformas digitales da cuenta de que es el Grupo Escorpión o Los Escorpiones la facción que protagoniza la mayoría de los temas.

De acuerdo con información difundida por InSight Crime, Los Escorpiones cuentan con un alto grado de influencia en municipios como Victoria, Matamoros, Valle Hermoso, Reynosa y Río Bravo en Tamaulipas. Junto a Los Ciclones, la escisión se ha encargado de mantener vivo el legado de los hermanos Cárdenas Guillén, antiguos líderes del Cártel del Golfo.
Pese a que existen referencias claras a la organización delictiva y sus operaciones, sus composiciones suelen guardar discreción respecto a la identidad de sus protagonistas al hacer poca mención a sus alias o nombres verdaderos. Desde el tiempo de Los Zetas, los pseudónimos utilizados por miembros del Cártel del Golfo han sido construidos únicamente por alguna letra y un número tal fue el caso del Z40 o el Z42 y, ahora, “S-17”, “S-42”, “SC-69”, entre otros.
Los narcocorridos y los corridos tumbados han logrado catapultarse a la fama internacional, sin embargo, no son la única expresión sobre cómo la 'narcocultura' se ha arraigado en México. Las cumbias bélicas del Cártel del Golfo lo exhiben, mientras el noreste del país las baila.
ATJ