Pese a que la esperanza de vida se ha incrementado en las últimas décadas, pocas personas pueden presumir de haber llegado a los 100 años.
Sin embargo, convertirse en una o un centenario saludable, pleno y con una vida extraordinaria es un logro que sólo cinco poblaciones en todo el mundo ostentan: Cerdeña en Italia; Loma Linda en California, Estados Unidos; Nicoya, Costa Rica; Icaria, Grecia, y Okinawa, Japón.
Se les conoce como "zonas azules". Cerdeña fue la pionera en ser estudiada para temas de longevidad por el demógrafo, Michel Poulain, y el médico, Gianni Pies. En tanto, las demás fueron investigadas en 2004 por el estadounidense, Dan Buetter, quien logró identificar nueve claves para que los adultos mayores de estas poblaciones lograran superar los 80 años— e incluso se convirtieran en súper centenarios (110 años o más)— con bienestar físico, mental y cognitivo.
1. Actividad física “cotidiana”
No es necesario correr un maratón, nadar todos los días o levantar pesas en el gimnasio para mantener el cuerpo en movimiento. Esa actividad física puede realizarse incluso en las tareas más básicas del hogar.
De hecho, en las “zonas azules” el ejercicio se encuentra en las rutinas del día a día: desde levantarse de la cama, limpiar a profundidad la cocina, barrer el garaje o arreglar las plantas, hasta actividades al aire libre como sacar a pasear a la mascota, ir al mercado o asistir a la misa de cada mañana.
2. Sentido de vida
Uno de los secretos para el envejecimiento saludable es hallar aquello que le da significado, propósito y dirección a la vida, pese a las pérdidas y los cambios asociados a la edad.
En una anterior entrevista con MILENIO, el psicólogo, Emiliano Villavicencio, explicaba:
“El sentido de vida no está en la actividad que el adulto mayor haga. El sentido de vida nosotros se lo damos a la actividad que nos da significado. Está dentro de la persona. (…) (Por ende) puede encontrarse en cualquier actividad”.
Pero en su estudio, Buetter detectó que las y los centenarios se guiaban por a la filosofía japonesa del “Ikigai”, la cual, pese a no tener una traducción literal al español, refiere a “la razón de ser” o “la razón de vivir” de una persona. O en otras palabras: lo que hace que la vida valga la pena ser vivida.
“Saber por qué te levantas en las mañanas te hace más saludable, feliz y agrega hasta siete años a tu esperanza de vida”, escribió el investigador.
El dato¿Qué significa “Ikigai”?
El término se compone de dos palabras japonesas: “iki”, que se refiere a la vida, y “kai”, que significaría “la realización de lo que uno espera y desea”.
3. Bajar el ritmo
Aunque el estrés— tanto positivo como negativo— es parte de la vida, en las “zonas azules” se suele implementar rituales antiestrés para el día a día.
Por ejemplo, los adventistas designan una hora para rezar. En la isla de Icaria optan por tomar la siesta o en Japón celebran la ancestral ceremonia del té (también conocida como “Chanoyu”).
4. La regla del 80%
Buettner identificó otro principio japonés en los hábitos de alimentación de las y los centenarios. Se trata del “Hara Hachi Bu”, una práctica que plantea dejar de comer cuando la persona se sienta 80% llena.
Esta técnica no sólo promueve la moderación y prevención del exceso de comida, también se asocia con varios beneficios a la salud, tales como: menor riesgo de enfermedades cardiacas, reducir la probabilidad de presentar demencia y asegurar un mejor funcionamiento del sistema digestivo.
5. Enfoque en las plantas
En la misma línea de los hábitos alimenticios, los adultos mayores de las “zonas azules” también priorizan el consumo de frutas, verduras y legumbres. Mientras que la carne, el pescado y los lácteos se consumen en cantidades mucho más pequeñas.
6. Vino y bebidas alcohólicas
El consumo moderado, pero regular, de vino es parte de su estilo de vida. Esto, puntualiza Buettner, toda vez que se realice con amigos o acompañado por algún alimento.

7. Pertenecer
La investigación detectó que, en las “zonas azules”, la esperanza de vida de quienes formaron o forman parte de una comunidad religiosa aumentó de cuatro, hasta catorce años.
8. La familia va primero
Comúnmente, las y los centenarios de estas ciudades tenían vínculos familiares estrechos y fuertes. Ya sea con sus cónyuges, padres, abuelos o nietos.
9. Amistades correctas
La investigación de Buettner identificó que las personas más longevas del mundo contaban con una red sólida de amigas y amigos cercanos.
Esto porque, aún con los estereotipos y clichés, la amistad en los adultos mayores sí es posible y, de hecho, es altamente recomendada para su salud emocional. Más aún en contextos donde prevalece el abandono y depravación social, como lo es México.
“En el contexto que tenemos, las personas mayores a quienes recurren con mayor frecuencia es a las amistades”, explicó a MILENIO el psicogerontólogo, Elizeth Altamirano.
ASG