Si es verdad que en política no hay coincidencias y que la forma es fondo, el evento del discurso del primer Informe de gobierno de la Presidenta mandó un mensaje interno.
En la cobertura especial que realizamos en MILENIO, nuestro compañero Israel Navarro hizo una muy buena crónica. En ella recalcó el lugar que ocuparon los convocados a Palacio Nacional.
En primera fila se sentaron los familiares de la mandataria y luego su Gabinete de Seguridad. Y hasta las quinta y sexta filas quedaron Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Andrés Manuel López Beltrán, Manuel Velasco y Luisa María Alcalde.
¿Recuerdan quiénes desairaron a Claudia Sheinbaum en un evento, cuando ella tuvo que avisarles que ya estaba ahí?
Fue en marzo. Sheinbaum se dirigía al templete del Zócalo capitalino. Las llamadas con Donald Trump habían sido exitosas. Compartiría un buen momento a toda la nación. Al pasar saludando y sonriendo, las llamadas corcholatas se tomaban la fotografía con López Beltrán, el hijo de López Obrador.
Por una “distracción de selfi” la ignoraron. En lugar de las palabras triunfales, la noticia fue la grosería que los empoderados obradoristas le hicieron a la doctora.
“No hubiera sido AMLO”, “prestan más atención a Andy” era el “radio pasillo”.
Por lo visto, el desdén tampoco fue olvidado en Palacio, pues de ese lugar privilegiado en el que se encontraban a principio de año, ayer los López y compañía pasaron a las quinta y sexta hileras.
Dirán que así marca el protocolo. O que la unidad. O que “la manga del muerto”. Lo cierto es que entre todas las novedades y las sacudidas de este lunes inicia un momento clave para la Presidenta y los suyos.
Sí, para sus cercanos. Su gente de confianza. Llegó el tiempo de “los claudistas”. No está fácil, pero tienen todo a su favor.
Aquí entre nos
Y mañana llega el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, a México. Para la titular del Ejecutivo federal, la política exterior puede ser, también, una ventaja interior.
Y dos, hablando de… una vez exonerado y envalentonado por la corrupción e impunidad, ya salió Pío López Obrador a decir que lo que vimos de aquellos sobres armarillos con dinero en efectivo que le entregó David León (cercano a Manuel Velasco) —y que, en las propias palabras de Andrés Manuel, era para “el movimiento”— fue un montaje. Ni la burla perdonan.
