Mis Chivitas ya tienen a un jugador que mete goles. No es poca cosa, oigan, porque la efectividad, como le dicen, es el gran propósito del balompié. Rememorando al gran Manolo Lapuente no puede uno menos que toparse con la recurrente circunstancia de que “casi le ganamos a Alemania” –o, en su caso, a la Argentina— en el Mundial correspondiente y resulta que no, que habiendo jugado brillantemente y estando los futbolistas muy motivados bajo la batuta de parecido personaje, no anotan en la portería contraria y no alcanzan, una vez más, el ansiado quinto partido, meta suprema en el horizonte del futbol azteca, tan ambicionada (es un decir, porque los grandes de este mundo desembarcan en las canchas para conquistar el título y no otra cosa) como inalcanzable.
En fin, se ha aparecido en el horizonte Armando González, bautizado con el mote de “La Hormiga” (me sigue llamando la atención, una y otra vez, la semejanza del universo futbolístico con el bajo mundo en lo que toca a los apodos: eso de portar sobrenombres como “La Chilindrina”, —“La Chofis”, háganme ustedes el favor—, “El Enano” o “El Perro” no parece un tema de deportistas sino de delincuentes) y el chaval, por sus fueros, le ha cambiado el rostro a un equipo que parecía completamente desahuciado al comenzar el actual torneo aunque hay que reconocer, y valorar, el estupendo trabajo de Gabriel Milito, desde luego.
El juvenil ha destacado tanto que ya es cuestión, para algunos, de que figure entre los elegidos a la Suprema Selección Nacional de Patabola de Estados Unidos Mexicanos, o sea, de que don Javier Aguirre le otorgue sus confianzas para que se mueva como centro delantero, junto con los otros consagrados, en el terreno de juego.
El asunto ha atizado algunas polémicas y el propio director técnico del Club Deportivo Guadalajara ha temperado los ánimos al declarar que es un tanto prematuro hablar de su posible incorporación al equipo que va a competir en el Mundial de 2026. Necesitaría, en sus palabras, de más experiencia y fogueo.
Pero, qué caray, resulta que el muchacho ya mete goles y que la falta de eficacia goleadora es una de las grandes asignaturas pendientes del Tri. ¿Habría alguna razón, entonces, para no considerarlo? El talento es el talento y el jugador ha exhibido una muy encomiable prudencia y sensatez al ser entrevistado como para pronosticar que pueda perder la cabeza al comenzar a subir más peldaños en la pirámide futbolística.
Y, encima, no sería la primera vez que un joven se incorpore no sólo a un equipo de relumbrón sino al mismísimo supremo representante de su país.
Ya veremos el desenlace pero, por lo pronto, mis Chivitas están plenamente en la pelea y “La Hormiga” tiene mucho que ver en la resurrección del conjunto tapatío.