En la última década, el mercado de la belleza y el cuidado personal en México ha experimentado una transformación silenciosa, pero firme: el auge de los productos sustentables.
Lo que comenzó como una tendencia de nicho impulsada por consumidores conscientes y pequeños emprendimientos artesanales, se ha convertido en una categoría que hoy ocupa espacio en grandes cadenas comerciales, supermercados y plataformas digitales.
Algunas marcas de alcance global también se han comprometido con estos ideales y atienden la demanda de los consumidores conscientes.
La más destacada en este sentido es Natura, que este año fue reconocida durante el festival Cannes Lions 2025 como la más sustentable del mundo, según el estudio Brand Blueprint Awards de Kantar.
Dado que está ya muy cerca de alcanzar sus objetivos de sustentabilidad 2030, la marca brasileña está lanzando este mismo año su visión 2050, donde el objetivo estratégico no es solo ser sustentable y aportar a la conservación del planeta, sino emprender acciones para regenerar y prosperar.
EL DATO"USDA Organic certifica un alto porcentaje,
De ingredientes orgánicos"
"Creemos firmemente en que la sustentabilidad ya no es suficiente y que tenemos que pasar de generar un impacto positivo a regenerar la vida”, señala Griscelda Ramos, directora de Sustentabilidad de Natura en México.
Pero no solo las grandes marcas abrazan este nicho. Pequeñas productoras, cooperativas y laboratorios artesanales en México hacen lo propio, sabedores de que el mercado se amplía de manera constante.
Y es que hoy la búsqueda de cosméticos más respetuosos con el medio ambiente, elaborados con ingredientes naturales y bajo prácticas éticas, responde a una preocupación creciente de los consumidores por la propia salud y por el impacto ambiental de la industria cosmética, históricamente señalada por el uso excesivo de plásticos, químicos agresivos y hacer pruebas en animales.
 
	Ese conocimiento, que durante mucho tiempo fue desplazado por el marketing de las grandes marcas internacionales, encontró un renacimiento a principios de este siglo, cuando pequeños colectivos comenzaron a producir jabones artesanales, bálsamos y aceites corporales bajo el sello de lo natural.
A diferencia de los cosméticos convencionales, estos productos ofrecían transparencia: se sabía qué contenían y cómo habían sido fabricados.
“Mi madre, Hilda Elba Cortés, fue de las pioneras en comenzar a hacer productos derivados de la miel hace más de tres décadas —relata Luis Valentino, CEO de la marca de cosméticos sustentables Abeja Reyna—. Ella comenzó a conocer productoras locales de insumos, extractos, tinturas y aceites naturales de Jalisco y Michoacán”, relata.
Entre 2005 y 2008, la emprendedora desarrolló los primeros cinco productos de la marca mexicana, que hoy se vende también en Estados Unidos y Centroamérica, y pronto se hará presente en tiendas de Europa.
el dato"BDIH y COSMOS garantizan que,
Elproducto es natural y ecológico"
Hoy día el público objetivo se ha diversificado y, si bien al principio los productos sustentables atraían principalmente a jóvenes interesados en el consumo responsable, hoy alcanzan a consumidores de todas las edades y niveles socioeconómicos.
Familias completas buscan opciones libres de sulfatos y parabenos para el cuidado diario de su piel y cabello, mientras que los millennials y la generación Z se han convertido en embajadores digitales de estas marcas, gracias a su presencia y recomendaciones en redes sociales.
Y es que el interés no solo radica en la salud personal, también en la conguencia: elegir cosméticos que no dañen la piel ni el planeta, se percibe como un acto de coherencia en un entorno marcado por el cambio climático.
 
	Otro atractivo de estos productos es su carácter ético: la mayoría se produce bajo esquemas de comercio justo, apoyando a comunidades locales, muchas de ellas indígenas, y evitando las pruebas en animales.
Si bien algunos consumidores consideran que los resultados son más sutiles o menos inmediatos que los de la cosmética industrial, los defensores de lo sustentable insisten en que sus beneficios se notan en el mediano plazo y se traducen en un bienestar integral.
“No me gusta ser absolutista, pero gran parte de los consumidores hoy prefieren productos naturales. En México y Latinoamérica se han realizado estudios que confirman que alrededor de 60 por ciento de las personas prefieren productos elaborados con ingredientes naturales. Esta tendencia está impulsada por los millennials y los centennials, ya que son ellos quienes más conciencia y preocupación han puesto en lo que consumen”, agregó el ejecutivo de Abeja Reyna.
En cuanto a los precios, existe un abanico amplio. En promedio, los productos sustentables pueden ser entre 15 y 40 por ciento más caros que sus equivalentes convencionales, debido al costo de los ingredientes naturales y a la producción en menor escala.
el dato"Peta y LeapingBunny indica que el producto,
Noha sido probado (testeado) en animales en ninguna fase (cruelty free)".
El mercado, no obstante, también ha aprendido a adaptarse: hoy se encuentran opciones accesibles en farmacias y supermercados, al tiempo que las marcas premium ofrecen presentaciones de lujo con certificaciones internacionales.
La relación costo-beneficio radica, sobre todo, en la promesa del menor daño ambiental y un mayor cuidado de la salud.
Mención especial merecen los productos hechos en México. Emprendedores nacionales han encontrado en este sector una oportunidad para rescatar saberes tradicionales y proyectarlos hacia un público moderno.
 
	En Oaxaca, Chiapas, Jalisco y Yucatán, por ejemplo, cooperativas locales elaboran jabones con cacao y miel, champús sólidos con plantas nativas y cosméticos veganos que compiten con firmas internacionales.
Esta producción genera empleos y también fomenta el consumo de materias primas locales, dinamizando las economías regionales que históricamente han estado marginadas.
“Nosotros hemos venido creciendo a un ritmo de 30 por ciento anual. Hemos hecho una gran labor de posicionamiento digital, a través del e-commerce, que nos ha ayudado mucho a crecer en los últimos años" —señala Valentino—.
 
	Es más retador el tema financiero porque, al mismo ritmo, necesitas más capital y hacer más estrategias, pero tenemos una tasa aproximada de crecimiento que va un poco por encima del de la industria.
En Estados Unidos tenemos 14 meses de haber lanzado nuestros productos y, aunque el primer año fue más de exploración, hace dos meses comenzamos a percibir un crecimiento de 40 por ciento. Sabemos que no será permanente, pero la meta es seguir trabajando para que así sea”, agregó Luis Valentino.
Por casos como este, México ha comenzado a posicionarse como un referente en belleza sustentable, no solo por la calidad de sus propuestas, sino porque responde a un consumidor cada vez más consciente de lo que coloca en su piel.
 
	La oferta es amplia y, al final, cada marca narra una historia distinta, pero con un mismo eje: la búsqueda de bienestar sin comprometer el futuro del planeta.
Más allá de Natura, pionera en el uso de envases rellenables y empaques biodegradables, además de contar con una extensa red de proveedores sociales, en México se comercializan marcas medianas y pequeñas como la misma Abeja Reyna y Palmarosa.
 
	Además de Ahal, Coqui-Coqui, Xamania, AvoRoots, Ceiba Essentials, Pitahia y Naked Lab, algunas basadas en herbolaria y otras en ingredientes veganos, que entregan una vasta oferta cosmética para el cuidado de la piel, perfumes y de cuidado personal, como champús y jabones.
KRC
 
	 
	 
	 
	 
	 
	