El sistema inmune es una compleja red de células, tejidos y órganos: una máquina perfectamente coordinada para proteger al cuerpo contra enemigos que en su mayoría, parecen ser invisibles al ojo humano.
Cómo cualquier otra parte del cuerpo, no es infalible y tampoco está exenta de envejecer. Los investigadores han encontrado que este proceso natural provoca una remodelación completa en él lo que a su vez disminuye su respuesta y aumenta la susceptibilidad a algunas enfermedades crónicas, infecciosas y autoinmunes.
Gracias a tecnologías avanzadas como la secuenciación de ADN también se ha descubierto que distintos tipos de células inmunitarias cambian con la edad en un proceso que parece no ser ni lineal ni uniforme, pero sí prevenible.
¿Se puede evitar el debilitamiento del sistema inmunológico?
En el pico de la pandemia por Covid-19, más del 80% de las muertes fueron de personas de 60 años y más, asimismo, la prevalencia de enfermedades infecciosas es mayor en personas mayores en comparación con la población joven, lo que deja en evidencia la relación entre el desgaste inmunológico y sus efectos en el cuerpo con el paso del tiempo.
A medida que envejecemos, el sistema inmunológico pierde eficiencia: responde más lento, produce menos células nuevas y se vuelve más propenso a la inflamación crónica (lo que se conoce como inmunosenescencia). En conjunto, estos factores contribuyen a un mayor riesgo de enfermedades y envejecimiento en otros órganos y células del cuerpo.
Si bien se trata de un proceso natural e inevitable, las investigaciones apuntan a que es posible mitigar el avance de este efecto en cadena.

Consumir suficientes vitaminas y agua
No es ningún secreto que una dieta equilibrada y rica en nutrientes tiene múltiples beneficios, lo que sigue sorprendiendo a los médicos, es que su papel es mucho más complejo de lo que se pensaba, pues una correcta alimentación ayuda, al final del día, a desacelerar el envejecimiento en el sistema inmunológico.
De acuerdo con la Universidad de Ucla, existen ciertos alimentos contribuyen a ello, mejorando y fortaleciendo el sistema como por ejemplo:
- Las frutas cítricas
- Bayas
- Jengibre
- Verduras de hojas verdes
- Yogur, kéfir y otras variantes de alimentos fermentados
Asimismo, micronutrientes como las vitaminas B6, C, E, Zinc y magnesio también son clave para que el sistema inmunológico se mantenga en equilibrio, como explica la Dra. Chen Lin, médica especialista en alergias e inmunología para Houston Methodist.
Estar al día con las vacunas
En los últimos años las vacunas se han convertido en uno de los principales apoyos para el sistema inmunológico, pues además de fortalecerlo, ayudan a contrarrestar el proceso de envejecimiento.
Por un lado evitan complicaciones que lo debilitan, por el otro, fungen como una estimulación constante: sin causar enfermedad, mantiene activa la producción de células inmunológicas.
A la par, las vacunas refrescan la memoria del sistema, permitiéndole reconocer más rápido una amenaza. Esto, sumado a la reducción de la carga inflamatoria desacelera el desgaste.
Actualmente, la apuesta más grande en el uso de la vacunación está encaminada en utilizarla como arma para atacar de forma directa el desgaste ocasionado por el paso del tiempo.
Desde 2021 se han sumado esfuerzos para diseñar inmunológicos capaces de reconocer y atacar a las células responsables de la aceleración del envejecimiento. Hasta ahora, se han conseguido resultados prometedores en animales, sin embargo, aún existen desafíos importantes para prevenir efectos perjudiciales a largo plazo.

Hacer ejercicio reduce a la mitad tu probabilidad de morir de gripe
La actividad física puede ayudar a reducir el riesgo de morir por una enfermedad, de hecho, un estudio de más de 500 mil adultos estadounidenses concluyó que quienes cumplían las pautas de actividad física aeróbica y de fortalecimiento muscular tenían aproximadamente la mitad de probabilidades de morir de gripe y neumonía que aquellos que no cumplían ninguna de estas pautas.
Los estudios epidemiológicos muestran que hacer ejercicio fortalece la primera línea de defensa del cuerpo aumentando la circulación de células inmunitarias, mientras genera un efecto antiinflamatorio y antioxidante.
Lo interesante es que estos beneficios se acumulan con el tiempo, por lo que una rutina constante puede reducir el riesgo de enfermedades como el cáncer.
LHM