Entre 1998 y 2023, México registró 818 mil 437 muertes. La inmensa mayoría responde a causas conocidas: infartos, diabetes, cáncer, accidentes viales o violencia. Pero, en medio de esa marea de datos, hay un grupo pequeño, casi imperceptible, que llama la atención por su rareza extrema.
Son 735 personas cuyas vidas terminaron por razones tan poco comunes que, en conjunto, apenas suman una décima parte del uno por ciento de todos los fallecimientos del periodo.
Estos casos no son errores estadísticos ni curiosidades médicas sin importancia. Cada uno de ellos, según expertos, puede ser una señal de alerta. Algunos podrían deberse a fallas en el sistema de salud, otros a diagnósticos erróneos y varios más a la ausencia de atención oportuna.
Las ocho causas más extrañas
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) clasifica las causas de muerte con base en códigos internacionales estandarizados.
Al revisar minuciosamente sus registros de los últimos 25 años, se identificaron ocho categorías que acumulan el menor número absoluto de defunciones en todo el país. Estas ocho causas, por su escasa frecuencia, conforman lo que podría llamarse el “top de las muertes más raras” en México.
Trastornos de la mama
La más infrecuente de todas es “trastornos de la mama”, con solo cuatro fallecimientos en 25 años. Esta categoría no incluye cáncer, sino afecciones benignas como quistes, mastitis crónica o abscesos mamarios. Aunque rara vez son mortales, su presencia como causa de muerte sugiere complicaciones graves, como infecciones generalizadas o incluso errores en el diagnóstico inicial.
Enfermedades del ojo y sus anexos
En segundo lugar, aparecen las “enfermedades del ojo y sus anexos”, con 13 muertes. Aquí entran infecciones severas dentro del globo ocular, como la endoftalmitis, o complicaciones de cirugías oculares que derivaron en cuadros sistémicos. En algunos casos, la infección se extendió al cerebro, provocando meningitis o sepsis.
Secuelas de lesiones autoinfligidas o agresiones
Con 19 fallecimientos, la tercera causa más rara es “secuelas de lesiones autoinfligidas, agresiones y eventos de intención no determinada, de atención médica y quirúrgica y de otras causas externas” (Código E59).
Esta categoría es residual: agrupa muertes que ocurren mucho tiempo después del evento traumático original. Por ejemplo, una persona que sufrió una agresión violenta años atrás y fallece décadas después por una neumonía derivada de la inmovilidad crónica.
Infecciones de transmisión sexual
Solo 41 personas murieron por “infecciones con modo de transmisión predominantemente sexual”. Este grupo incluye formas avanzadas de sífilis —como la neurosífilis o la sífilis cardiovascular—, gonorrea diseminada o infecciones por Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) en etapas terminales que no fueron clasificadas bajo la categoría específica de enfermedades víricas.
Infección de oído y mastoides
La “infección de oído y mastoides” causó 53 muertes. Detrás de este número está, principalmente, la mastoiditis aguda no tratada: una infección bacteriana del hueso mastoideo, ubicado detrás de la oreja. Si no se atiende a tiempo con antibióticos, puede propagarse al cerebro y provocar meningitis, abscesos cerebrales o trombosis del seno venoso. Es, por definición, una condición prevenible.
Rickettsiosis y enfermedades por protozoarios
Con 155 fallecimientos, las “rickettsiosis y otras enfermedades debidas a protozoarios” ocupan el sexto lugar. Aquí se incluyen infecciones como el tifo murino, la rickettsiosis manchada de las montañas rocosas, malaria, toxoplasmosis diseminada o leishmaniasis visceral.
Aunque son poco comunes en gran parte del país, pueden ser mortales en zonas endémicas o en personas con sistemas inmunológicos comprometidos.
Enfermedades bucales y maxilares
Las “enfermedades de la cavidad bucal, de las glándulas salivales y de los maxilares” provocaron 196 muertes. Entre ellas figuran infecciones dentales severas, como celulitis bucal u osteomielitis mandibular, así como tumores benignos con comportamiento agresivo o complicaciones postquirúrgicas. Estas afecciones pueden obstruir la vía aérea o desencadenar una sepsis generalizada.
Tumores in situ
Finalmente, los “tumores in situ” acumularon 254 defunciones. Se trata de lesiones precancerosas en las que las células anormales aún no han invadido tejidos circundantes, como el carcinoma in situ de cuello uterino.
Dado que su tasa de letalidad es prácticamente nula cuando se detectan a tiempo, su presencia como causa de muerte sugiere errores en la codificación del diagnóstico o la existencia de otras enfermedades graves no registradas adecuadamente.
Muertes raras que son alertas sanitarias
Aunque estas ocho categorías suman apenas 735 vidas en 25 años, los especialistas insisten en que no deben pasarse por alto.
“Las ‘causas más raras’ son aquellas que estadísticamente aparecen muy pocas veces en los registros oficiales”, explicó el médico especialista Daniel Díaz Martínez.
Dijo que el concepto de “muerte evitable” (o mortalidad evitable) se refiere a los fallecimientos que podrían haberse prevenido mediante intervenciones efectivas de salud pública, promoción de la salud o atención médica oportuna y de calidad.
En la literatura médica, la mortalidad evitable se divide en dos categorías principales: mortalidad prevenible y mortalidad tratable (o amenable).
Prevenibles y tratables: lo que pudo evitarse
“La mortalidad prevenible abarca aquellas muertes que pueden evitarse mediante acciones de prevención primaria, como campañas de vacunación, reducción del consumo de tabaco, control de factores de riesgo cardiovascular o intervenciones de seguridad vial. Ejemplos incluyen muertes por enfermedades prevenibles por vacunas o accidentes de tráfico”, explicó el especialista.
En tanto que la mortalidad tratable (amenable) se refiere a los fallecimientos que podrían evitarse si la persona recibe atención médica adecuada y oportuna una vez que la enfermedad se ha manifestado. Los ejemplos incluyen muertes por apendicitis, sepsis o ciertos tipos de cáncer que son curables si se detectan y tratan precozmente.
Los casos centinela del sistema de salud
Estos casos funcionan como “centinelas” del sistema de salud. Una muerte por mastoiditis, por ejemplo, puede revelar que en alguna comunidad rural no hubo acceso oportuno a antibióticos para tratar una otitis común. Una defunción por un trastorno mamario benigno podría indicar un fallo diagnóstico grave.
El estudio de estas muertes exige una revisión individualizada, documentación minuciosa y, en muchos casos, investigaciones clínicas profundas. Además, subraya la importancia de la precisión en los sistemas de información en salud.
Un error en la codificación puede distorsionar la realidad epidemiológica y llevar a decisiones equivocadas en la asignación de recursos o en la formulación de políticas públicas.
Trastornos metabólicos y enfermedades raras
El también ex secretario de Salud del estado de Guanajuato agregó que entre los ejemplos de condiciones raras mortales se encuentran los trastornos metabólicos hereditarios, como fallos enzimáticos graves que provocan la acumulación de sustancias tóxicas en el organismo, con desenlaces fatales en la infancia (como ciertas formas de la enfermedad de Gaucher o mucopolisacaridosis).
También están las malformaciones congénitas graves o la distrofia muscular de Duchenne.
Una lección en cada caso
En un país donde los esfuerzos sanitarios se concentran en combatir enfermedades que afectan a millones —como la diabetes, la hipertensión o el cáncer—, estos 735 casos son un recordatorio constante: incluso lo estadísticamente insignificante puede tener un valor inmenso cuando se trata de salvar vidas. Cada una de estas muertes, por improbable que parezca su causa, contiene una lección.
“La definición más comúnmente aceptada establece que una enfermedad es rara si su frecuencia de aparición es inferior a cinco casos por cada 10 mil habitantes”, puntualizó.
MD